viernes, 6 de marzo de 2015

Rubén Darío
















"Su vida: Mostró inclinación por la poesía y la literatura en general. Pronto consiguió un empleo en la biblioteca nacional, lugar que aprovecho para leer a los clásicos y aprender francés con la lectura, publico “Azul” a partir de entonces se le conoció como fundador del modernismo. Viajo a España como delegado de nicaragua, transcurridos 6 años, volvió a Madrid, enviado por el diario La Nación. Después de ese segundo viaje a España, vivió permanentemente en Europa, Francia, España y sus raíces indígenas americanas influyeron en su obra.

Su Obra: La extensión y magnitud de la obra de Rubén Darío contiene todos los matices de la nueva estética. Sus primeros libros poéticos presentan una raíz romántica con notas de imaginación y fantasía. Fue Azul la obra que marco el comienzo de la nueva escuela poética.

La mezcla de lo europeo y lo americano se hace patente en su obra por un lado los motivos mitológicos, la exaltación de los placeres por otro sus inquietudes.

“Prosas Profanas” esta compuesto de composiciones como la celebre “Sonatina” o “El coloquio de los centauros” donde Darío expone su filosofía. La presencia de los cisnes, símbolo de la poesía, así como del erotismo".



A MARGARITA DEBAYLE
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: —«¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
—«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: —«¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: —«No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
—«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: —«En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
          * * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
[Bahía de Corinto (Nicaragua) 

ABROJOS - VII
Al oír sus razones
fueron para aquel necio
mis palabras, sangrientos bofetones;
mis ojos, puñaladas de desprecio.


RIMA - II
Amada, la noche llega;
las ramas que se columpian
hablan de las hojas secas
y de las flores difuntas.
Abre tus labios de ninfa,
dime en tu lengua de musa:
¿recuerdas la dulce historia
de las pasadas venturas?
¡Yo la recuerdo! La niña
de la cabellera bruna
está en la cita temblando
llena de amor y de angustia.
Los efluvios otoñales
van en el aura nocturna,
que hace estremecerse el nido
en que una tórtola arrulla.
Entre las ansias ardientes
y las caricias profundas,
ha sentido el galán celos
que el corazón le torturan.
Ella llora, él la maldice,
pero las bocas se juntan...
En tanto los aires vuelan
y los aromas ondulan;
se inclinan las ramas trémulas
y parece que murmuran
algo de las hojas secas
y de las flores difuntas.

 
CANCIÓN DE CARNAVAL


Le carnaval s'amuse!
Viens le chanter, ma Muse...
BANVILLE
Musa, la máscara apresta,
ensaya un aire jovial
y goza y ríe en la fiesta
    del Carnaval.
Ríe en la danza que gira,
muestra la pierna rosada,
y suene, como una lira,
    tu carcajada.
Para volar más ligera
ponte dos hojas de rosa,
como hace tu compañera
    la mariposa.
Y que en tu boca risueña,
que se une al alegre coro,
deje la abeja porteña
    su miel de oro.
Únete a la mascarada,
y mientras muequea un clown
con la faz pintarrajeada
    como Frank Brown;
mientras Arlequín revela
que al prisma sus tintes roba
y aparece Pulchinela
    con su joroba,
di a Colombina la bella
lo que de ella pienso yo,
y descorcha una botella
    para Pierrot.
Que él te cuente cómo rima
sus amores con la Luna
y te haga un poema en una
    pantomima.
Da al aire la serenata,
toca el auro bandolín,
lleva un látigo de plata
    para el spleen.
Sé lírica y sé bizarra;
con la cítara sé griega;
o gaucha, con la guitarra
    de Santos Vega.
Mueve tu espléndido torso
por las calles pintorescas,
y juega y adorna el Corso
    con rosas frescas.
De perlas riega un tesoro
de Andrade en el regio nido,
y en la hopalanda de Guido,
    polvo de oro.
Penas y duelos olvida,
canta deleites y amores;
busca la flor de las flores
    por Florida:
Con la armonía te encantas
de las rimas de cristal,
y deshojas a sus plantas,
    un madrigal.
Piruetea, baila, inspira
versos locos y joviales;
celebre la alegre lira
    los carnavales.
Sus gritos y sus canciones,
sus comparsas y sus trajes,
sus perlas, tintes y encajes
    y pompones.
Y lleve la rauda brisa,
sonora, argentina, fresca,
¡la victoria de tu risa
    funambulesca!