Poeta
nacido el 19 de junio de 1945 en Laguna de Perlas, en el
Caribe nicaragüense.
Junto a
David Macfield y June Beer es representante de la cultura
afroantillana del país. Su poesía oral y su histrionismo son reconocidos en Nicaragua
desde los años sesenta.
No ha
publicado libro. Sin embargo, su obra figura en numerosas
revistas y suplementos literarios nacionales e
internacionales.
Vive en
ManaguaSinfonía para los peces en Sim-Saima-Si Mayor
- Por largo rato me quedé echado
- sobre el regazo de mi abuela
- pensando en los largos sueños de mi juventud.
- En un tono de superstición y sukia
- me decía aquella kúka amada
- “Hijo es peligroso viajar por mar
- el primer día de luna llena
- especialmente en un bote
- de barrigahinchada-y-delicado- de embarazo-de quíntuples.
- Peor suerte es todavía hijo
- viajar en compañía
- de un reverendo Padre
- o
- una reverenda Madre
- séalo por aire
- séalo por mar.
- Ora hijo,
- tienes que orar,
- que oraciones te lleven
- que oraciones te traigan.
- Es más hijo mío:
- Horribles peces acechan
- a las sombras de las aguas:
- El tiburón sanguinario
- con esa aleta de la muerte
- como periscopio de submarino
- espiando, espiando y espiando.
- El mero y la barracuda
- rondando nuestros sueños
- con ese aire pesado
- de agente de seguridad ...
- El pez sierra
- con cada diente más filoso
- que una hoja de afeitar ...
- El pez-espada
- –verdugo de ballenas-
- con ese bisturí asesino
- resplandeciendo como cuchillo de zapatero
- que ataca y repele
- con ímpetu de D’Artagnan ...
- Es la gloria del pez-estrella
- y el caballito de mar
- la que es salpicada
- por nuestra gran gloria
- hijo
- proyectándose hacia la otra
- cara azul de la luna.
- El mar es capaz
- de volverse hostil
- hasta contra su propio Creador.
- Pero al final de la carrera, hijo,
- él también como nosotros,
- aparecerá sin camisa
- frente a las playas
- de la eternidad
- sonriente como un payaso
- después de los aplausos”.
- El único lugar
- donde yo he vertido
- lágrimas sinceras
- sin saber exactamente por qué
- ha sido contra el regazo huesoso
- de mi adorada abuela paterna
- y hoy en la víspera de mi partida
- de mi primer plenilunio
- hacia el reino salado de los peces
- lo he vuelto a hacer ...
- ¡Lo he vuelto a hacer
- y con los ojos de nuevo en flor!
- Yo sabía entonces que
- con mi equipaje de sueños
- de fabricación casera
- tirado sobre el hombro izquierdo
- y el otro de fabricación X
- tirado sobre el hombro derecho
- habría que proseguirme el camino
- hacia el punto cero
- entre las infamiliaridades gratas
- donde vocación y avocación
- me esperan
- pacientemente impacientes
- para hacer uno en mí
- por mí
- y a pesar de mí
- sólo para mí.
- La hora apremia y las aguas suben ...
- Beso a mi abuela.
- Le digo adiós.
- Recojo mis cosas y me voy ...
- Nos alejamos del viejo muelle
- entre adioses de manos y pañuelos
- dejando atrás algunas lágrimas secas
- pero también algunas como las de mi abuela
- parada en la baranda de nuestra casa
- mirando hacia el mar
- con una taza de café negro en la mano
- y un par de oraciones
- balanceándose sobre los labios.
- El crepúsculo tendía sus últimas gotas sobre el timón del bote.
- Algunas aves pesqueras se hacían para la costa
- esquivando los primeros aleteos de la noche
- descendiendo sobre lo profundo.
- Son tantos ojos
- hinchados de lágrimas recientes
- que miran aquí afuera
- sobre este mar color de tristeza
- que no me dejan olvidar aquella muchacha
- que voy dejando atrás en este pueblo tan pegado al agua
- ... Otra vez
- el alejarme de mi hogar
- me deja este sabor a mar en el corazón.
- El mar es domable sólo en el pensamiento.
- Desde un principio sus aguas han venido pisoteando las cosas sagradas.
- Algo divino ha de suceder algún día de estos.
- Aún persiste sobre sus olas
- aquella soledad de peces
- para la hora de los muertos-por-agua
- y yo aquí afuera sobre este campo de juego de peces
- alejado tantas millas del pecado de las ciudades
- siempre he de reconocerme
- menos noble
- que este cuerpo de agua
- aunque me siento hoy tan cerca de Dios en la licuefacción de mis sentimientos.
- Hoy probablemente me aguarda
- a las sombras de los peces
- el glu-glú del ahogado
- acompañado de las últimas burbujas
- que lanzan las cosas conquistadas por el agua.
- Así fue que nos hicimos al mar
- en un tiempo cuando éste
- apenas se movía
- a un lento ritmo oriental
- y el rompimiento de sus olas
- dejaba sendos callejones de champaña
- desparramados como flores blancas
- sobre un desierto oscuro
- en adoración sólo al Mamón de la superficie
- ... y llegamos hasta la madrugada
- del primer día
- de mi primer plenilunio cabalgando las olas
- con música de radios
- abrazos de enamorados
- carcajadas metálicas
- y canciones animadas de palo-de-mayo
- con guitarras a proa guitarras a babor.
- (Estaban frescas todavía sobre algunos ojos
- las contorciones sensuales de aquella negra
- hermosa que meneaba la cadera y las regiones
- del ombligo como las ondas del mar.
- La que jamás falló a un solo palo-de-mayo
- en sus 15 años de simsáimasimaló.
- Cuando se le reventó el apéndice
- al hospital fuimos a dejarle flores
- jugo de naranja enlatado
- y una pequeña “Get Well Card”
- con leyenda en inglés (por supuesto).
- Toda la mañana del segundo día de mi primer plenilunio sobre lo profundo
- era mía para ensayar
- mi eternidad contra la del mar.
- En estos momentos yo quise
- que mis hora enteras fuesen
- un solo grito universal
- de rosas acuáticas y lenguajes de caracoles
- y se lanzasen contra todas las posibles playas
- de este globo carcomido
- y que al retirarse las aguas de nuevo hacia sus cauces
- se quedase alguien como yo contemplando mis descarnados restos
- y se dijese en un gesto como de periódico:
- Este amó demasiado.
- Sufrió de mujeres.
- Murió de presente porque no pudo olvidar el pasado.
- El futuro no le debe nada:
- pues en vez de la vida
- escogió a la humanidad.
- Fue negro pero sobre todo
- vivió una poesía más interesante que su propia piel.
- Adentrándonos en la noche. Nos adentramos en el miedo
- sobre unas olas frenéticas a go-go
- con la pequeña brújula histérica hacia el horizonte
- que sube y baja más rápido
- que los propios latidos
- del corazón del timonero.
- Furia y salvajismo en éxtasis de olas y espumas
- destruyéndose y volviéndose a incorporar de entre sus propios escombros.
- Pero, ¿cuál es la verdad?
- ¿Qué las olas se arremeten contra el bote
- o
- que el bote se arremete contra las olas?
- La realidad es que ambos se encaminan hacia/o des algo
- encontrándose mutuamente en sus respectivas ir-llegando.
- Pero todo
- todito fue suficiente
- para que cualquiera se sintiese
- desterrado arbitrariamente
- bajo las últimas cenizas agonizantes de la luna redonda y opaca
- o
- imaginarse descarnado entre los peces
- como un animal muerto
- con los repartidos huesos hechos un souvenir
- para aquellos monstruos submarinos
- que el productor de cine no ha descubierto todavía.
- Las travesuras y osadía de los elementos tienen que seguir.
- Toda esta ondulación y movimiento tienen que seguir.
- Yo conozco a marineros de sangre fría con fichas en todos los mares
- que me han contado espeluznantes historias de película
- de aventuras que han tenido en las esquinas más calientes
- de estas patadas-de-mula
- y de cómo han orado a Dios
- solicitándole una cita
- en cualquier punto de reunión sobre un mar
- neutral para firmar un pacto de tregua
- o de paz.
- Yo he visto a hombres llorar como niños extraviados de mamá.
- Yo he visto a hombres envidiar el vuelo de aviones y cohetes.
- Yo he visto a hombres orar como santos en la hora del peligro.
- Pero toda esta rivalidad de átomos y tiempo
- tiene que seguir aquí próxima
- a la Estupidez y Falsedad
- de estas máquinas con memoria puestas entre nosotros.
- Para este bote es sólo cuestión de olas
- de espumas
- para la continuidad de sus días-agua y rumores de caracoles.
- En cambio
- besos e hipocresía
- tienen que seguir
- aquí junto a los que en realidad somos un poquito
- más bajos que los ángeles
- sólo para comprobar
- que en realidad somos
- el único semen puro
- que inmortalizará
- la verdadera Era del Hombre.
- ... Somos la raza de POETAS
- conocidos únicamente entre los otros
- por nuestros pequeños nombres de hombres
- Pero nosotros hermanos
- que lo poblamos todo de poesía
- ciudades con nombres de poesía
- inventos con nombres de poesía
- deportes con nombres de poesía
- sucesos con nombres de poesía
- suicidios con nombres de poesía
- asesinatos con nombres de poesía
- guerras con nombres de poesía
- pecados con nombres de poesía
- poemas con nomobres de poesía
- también hemos de morir
- aunque cantemos
- en nuestras cadenas
- como el mar.
- En el último de los tres días de mi primer plenilunio
- sobre este pedazo de tiempo relegado a lo líquido
- fue cuando se volvió a escuchar el motor del bote
- acompañado de la música de un radio a todo dar.
- Una prostituta me sonrió desde la puerta de su camarilla.
- El capitán encendió un cigarrillo.
- El humo iba delante de él.
- La precisión de la brújula apuntó sin hesitar contra las primeras gotas del alba.
- Al rato
- un hombre con sotana hizo las estaciones de la cruz.
- Un escuadrón de pelícanos en formación de bombarderos
- dio el golpe de gracia a nuestro temor.
- La tregua del mar se había consumado ...
- El rumor de los caracoles se oía claro entonces.
- Y todo mundo creíamos escuchar la triste biografía del mar.
- Mi sueño de marinero proyectó nuevas dimensiones sobre la alegría de los puertos.
- (Por un instante fui uno con el bote y el mar)
- Me dije:
- Desde hoy voy a poder mirar hacia atrás
- como desde la ventana de un automóvil en marcha
- sin temor de trocarme en columna de agua salada
- porque alguien o algo
- aún tiene oraciones
- tanto para mí
- como para los descendientes de la mujer de Lot.
- ¡Que oraciones me traigan! ¡Que oraciones me lleven!
- La soledad del hombre es demasiado grande para
- entregarse de un solo a los caprichos del mar.
- Con la misma intensidad de mi primer,
- segundo y tercer movimientos sobre lo indomable
- quiero que se verifique hoy frente a las playas de mi pueblo
- un solo rito universal de olas y espumas
- y un bote sobre el mar
- y que se halle alguien que las contemple
- desde el lugar de mi ausencia sobre el barranco
- frente al mar aunque el resto del pueblo
- anduviera de espadas contra él.
- La esperanza de una generación grande
- si la medimos por el tiempo
- que un mar tarda
- en ponerse en forma
- para la Eternidad.
- Es sobre el mar
- que de debemos mirar
- si hemos de conocer
- la verdadera Edad del Hombre
- ignorado por tanto tiempo
- entre dos gotas de agua
- alojadas en el misterio
- de dos fosas nasales
- sin ruido y sin tiempo ...
- La otra noche cuando el mar estaba en calma
- el viento sopló
- el son de mil:
- “Rinqui-tinqui-tín
- All dem gial de rinquitinquitín”
- suavemente por encima
- de los techos de mi pueblo.
- El Sim-sáima-si-malóo
- fue el primer canto de gallo hacia el amanecer.
- La alegría de los peces era nuestra.
- Y todos nuestros dientes
- se mantuvieron
- en una fila recta.
- (6 de septiembre de 1968)