Danilo Torres Rodríguez


 
Escritor, periodista, abogado y pintor. Nació en Estelí el 19 de Octubre de 1954. Murio el 17 de febrero del 2007. Abogado titulado en la universidad autónoma de León en 1978. Se destaca por su aporte al género de la poesía. Desde muy joven perteneció a la generación poética de los años setenta en Nicaragua junto al grupo Siete de Estela. Sus trabajos poéticos fueron publicados por Pablo Antonio Cuadra, en La Prensa literaria en 1972.

Fue gestor y promotor cultural desde sus tiempos de estudiantes de derecho en León, cuando se vinculó al movimiento de poetas jóvenes alrededor de la Revista Taller, resaltando como parte de un reducido numero de autores estelianos que aparecieron publicados en la revista numero diez de ese nombre.

Se destacó en el genero de la narrativa, que inició en 1972, publicando en revistas y suplementos literarios, culminando una obra de años al realizar su libro “Ojos sobre el valle”, al ganar en el año 2000 un reconocimiento para ser publicado en la convocatoria del certamen nacional de poesía promovido por el centro Nicaragüense de escritores (C.N.E).

Fue prolífico escritor en una obra profunda pero todavía inédita, dejando para publicar el libro “Elogios y Vislumbres”, 2004; “Las alas de ese pájaro que se llama Mar Caribe”, 2004 y un libro de poemas del año 1999 que se titula “Poemas para embalsamar la primavera”.

Destaca como el escritor de una autobiografía colectiva y del paisaje y que hacer de la vida campestres, como relatos y poemas que son ensayo, crónica, cuento, testimonio, estampa y retrato. Mitos y realidades del paisaje que le vio nacer de prodigioso detalle, su obra escrita es aguda, de un sentido amplio, que destaca en la profundidad de sus tramas, es en parte un producto sabio de su experiencia como hombre y como humano, en el tiempo en que le tocó vivir.

Además de escritor destaca como un artista de muchas expresiones, siendo el mismo un pintor de altas formas estéticas, llegando a presentarnos un producto de belleza a través de las artes pictóricas conjugando para ello: la línea, el plano, la textura y el color.

Obras que lo enlazan en un quehacer contemporáneo, con el primigenio indígena de anteriores siglos de su Estelí natal. Así mismo se expresó en otras pinturas recientes a manera de relieve, de la vena de formas expresionistas, trabajos llenos de un sublime misterio, donde predominan la expresión del sentir y un ineludible impacto espiritual generado hacia el espectador.

Como pintor, técnicamente fue un pintor mixto, cuyo trabajo era de textura táctiles, combinadas con resinas industriales cáusticas como la propia obra, collage con telas de diversos tejidos sobre cuya superficie se combinan acrílicos, tintas, tintes y colorantes muy fuertes con oleos y veladuras y raspados quizá a la manera de praxis. La diferencia radica en el colorido y temas abordados. Su obra puede calificarse de neofigurativas, constituyendo una propuesta novedosa en el panaroma de las artes plásticas nicaragüenses.